Lee sobre temas de tu interés. Lo principal es que no concibas la lectura como una actividad tortuosa y aburrida.
Así que te sugerimos que busques leer de aquello que más te interese y en los medios que más te gusten.
Hay expertos literatos que incursionaron en el mundo de la lectura a través de los cómics o las novelas.
Lo importante es aprender a disfrutar esta actividad.
Entiende la estructura de la oración, párrafo y texto.
Entender la estructura de un texto facilita su lectura, puesto que uno distingue la función de una introducción, el desarrollo y la conclusión.
Usa la tecnología para ampliar tu vocabulario y entender conceptos.
La sensación de no comprender lo que se lee disuade mucho de la lectura.
Afortunadamente la tecnología está de tu lado; si encuentras una palabra, concepto o idea que no entiendas, puedes buscarla al momento en internet, ya sea en vídeos, imágenes, diccionarios, etc.
Mientras más aumentes tu diccionario interno será más fácil leer sobre cualquier tema.
Haz anotaciones.
Ya sea que leas en un dispositivo electrónico o en físico, siempre anota lo que pase por tu mente acerca del texto, haz diagramas, dibujos, síntesis, etc.
¡Haz tuyo el proceso como más te acomode!
Platica sobre lo que lees.
Compartir, explicar o transmitir ayuda a tener una actitud de comprensión y aprendizaje para poder externar lo que lees a alguien más, así como acomodar tus pensamientos sobre lo que has leído y darle mayor significado.
Interpreta.
Juega con posibles interpretaciones de los textos, ve de qué formas puede entenderse e identifica la que consideres la más adecuada.
Piensa qué quiso comunicar el autor o autora, esto siempre ayudará.
Lee en voz alta.
Leer en voz alta permite dar fluidez a tu lectura, aplicar tonos distintos y así generar distintos sentidos.
Permítete hacerlo solo o con público, escucharte y evaluar tus habilidades.
Seguro que mejorará mucho tu lectura en poco tiempo.
No leas palabra por palabra.
Un error común es detener la mirada en cada palabra o en cada sílaba.
Procura leer primero palabras completas sin detenerte en las letras o sílabas.
Después intenta visualizar más de una palabra a la vez.
Esto ayudará a la rapidez con la que lees y a concentrar tu mente en el significado de lo que estás leyendo.
Ubica el contexto interno y externo de la lectura.
Antes de leer algo será de mucho apoyo identificar qué es lo que está escrito, quién lo escribió, cuándo y cuál fue su intención.
También funciona explorar información disponible como resúmenes, introducciones, etc., ya sea en vídeos, audios u otras lecturas.
Así enfrentarás la lectura con preparación y tendrás ideas valiosas sobre el texto que te guiarán.
Utiliza preguntas guía.
Generalmente la redacción es un modo de respuesta a preguntas clave como ¿qué es?, ¿cómo es?, ¿cuándo?, ¿quién?, ¿para qué?, ¿por qué?, ¿qué quiso dar a entender el autor?, etc.
Si tienes estas preguntas en mente podrás identificar cuando se responde a ellas para darle sentido a la lectura.
Nuestra vida en sociedad opera todo el tiempo con lenguaje, pero no podemos hablar con todas las personas del mundo o de épocas pasadas.
Por tanto, la lecto-escritura es indispensable para compartir información y ampliar el alcance de nuestra comunicación.
Mejorar la lectura y disfrutarla será una herramienta poderosa para toda tu vida.