La motricidad se emplea para referirse a los movimientos complejos y coordinados que realiza una persona y que implican al sistema locomotor, siendo coordinados por la corteza cerebral y estructuras secundarias que lo modulan.
El término "motricidad" tiene otras implicaciones que van más allá con la vinculación con la acción o el movimiento, al relacionarlo con otras dimensiones de la persona.
La motricidad involucra todos los procesos y las funciones del organismo y el control mental o psíquico que cada movimiento trae consigo.
Por lo tanto, la motricidad estaría representando algo que no se ve, la parte interna del movimiento, todo lo que tiene que ver con los procesos internos de energía, contracciones y relajaciones musculares, etc.
La motricidad conduce a esquemas de acción sensoriales que a su vez son transformados en patrones de comportamiento cada vez más versátiles y disponibles.
La motricidad retrata, en términos de acción, los productos y los procesos funcionales creadores de nuevas acciones sobre acciones anteriores.
La motricidad gruesa es la habilidad que la persona va adquiriendo desde pequeño para mover armoniosamente los músculos de su cuerpo y mantener el equilibrio, además de adquirir agilidad, fuerza y velocidad en sus movimientos.
Este desarrollo va en dirección céfalo-caudal es decir primero cuello, continua con el tronco, sigue con la cadera y termina con las piernas.
Ejemplos de motricidad gruesa Saltar, andar y correr.
La motricidad fina hace referencia a movimientos voluntarios mucho más precisos, que implican pequeños grupos de músculos.
Se refieren a las actividades que requieren la coordinación ojo-mano y la coordinación de los músculos cortos para realizar actividades cotidianas.
El control de la motricidad fina es la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos.
Para los niños pequeños de preescolar, jardín de infancia y edad escolar temprana, el desarrollo de la motricidad fina es extremadamente importante.
La motricidad representa un fundamento y una condición importante, no sólo para el desarrollo físico, sino también para el desarrollo intelectual y socio afectivo.
Fundamentalmente se basa en la transmisión del impulso a través de memoria selectiva y auditiva la médula espinal, descendiendo hasta el segmento correspondiente del músculo o músculos a estimular, tomando la raíz nerviosa de dicho nivel como vía de continuación a la orden de movimiento previamente perfeccionada.