Aunque el precio de los regalos ha cambiado mucho hoy en día, esta tradición de hacer regalos en Navidad viene de lejos. Regalar juguetes se remonta a la antigüedad, concretamente a la antigua Grecia, en el siglo V a.C.. Estos regalos se entregaban a los niños a finales de año, en febrero, con motivo de las fiestas de Dionisio y Zeus. Según la mitología, los propios dioses recibían juguetes cuando eran niños, por lo que se trataba de rendirles homenaje. En Roma, los regalos se hacían un día de diciembre, durante las Saturnales. La aparición del cristianismo y de la Navidad no vio nacer esta tradición de hacer regalos a los niños, ya que entonces se trataba de una cuestión sagrada y no de diversión. Fue en el siglo XVI cuando personas ajenas a la familia empezaron a hacer regalos a los niños. La fiesta familiar nació en este siglo, con la llegada de un donante que hacía regalos para recompensar a los niños. San Nicolás traía juguetes y dulces en la primera mitad del siglo XVI, y llegaba junto a la chimenea, en la que se colgaban zapatos. El comercio de juguetes se desarrolló en el siglo XVIII, con tiendas especializadas para niños. En esta época también surgieron otras figuras que hacían regalos, como los Reyes Magos en Italia, Papá Noel en Francia y el Weihnachtsmann en Alemania. El hombre de barba blanca, alegre y regordete, vestido de rojo, se convirtió rápidamente en una imagen común en toda Europa, en consonancia con los cambios en la sociedad, el papel de los niños y el mercado del juguete. En la década de 1880, los grandes almacenes crearon sus escaparates navideños tal y como los conocemos hoy, y el mito de Papá Noel empezó a desempeñar un papel esencial en la imaginación de los niños en esta época del año.