Escribir literatura infantil y juvenil es una tarea que requiere creatividad, empatía y comprensión de las necesidades e intereses de los jóvenes lectores.
Comprende a tu audiencia.
Es fundamental conocer las distintas etapas de desarrollo de los niños y adolescentes para adaptar el contenido y el lenguaje de manera adecuada.
Cada grupo de edad tiene intereses y capacidades diferentes que deben reflejarse en la narrativa.
Lee ampliamente en el género.
Familiarízate con obras destacadas de la literatura infantil y juvenil para entender qué temas y estilos resuenan con los jóvenes lectores.
Esto también te permitirá identificar tendencias y enfoques innovadores.
Crea personajes auténticos.
Desarrolla personajes con los que los niños y adolescentes puedan identificarse.
Estos deben tener personalidades bien definidas, enfrentar desafíos reales y mostrar crecimiento a lo largo de la historia.
Utiliza un lenguaje claro y atractivo.
Adapta el vocabulario y la complejidad de las oraciones al nivel de comprensión de tu público objetivo.
Evita el uso de términos excesivamente técnicos o abstractos que puedan dificultar la lectura.
Incorpora ilustraciones de calidad.
Las imágenes son esenciales en la literatura infantil, ya que complementan y enriquecen el texto.
Colabora con ilustradores profesionales para crear un producto visualmente atractivo.
Aborda temas relevantes y significativos.
Selecciona temáticas que sean pertinentes para la vida de los jóvenes, como la amistad, la familia, el descubrimiento personal y la superación de obstáculos.
Esto ayudará a que los lectores se sientan conectados con la historia.
Evita sermonear o moralizar.
En lugar de imponer lecciones morales, permite que los lectores extraigan sus propias conclusiones a través de las experiencias de los personajes.
Esto fomenta el pensamiento crítico y la reflexión personal.
Mantén un ritmo dinámico.
Las historias deben ser ágiles y mantener el interés del lector.
Evita descripciones excesivamente largas o tramas demasiado complejas que puedan aburrir o confundir.
Sé respetuoso y sensible.
Aborda temas delicados con cuidado y respeto, considerando la diversidad cultural, social y familiar de los lectores.
Evita estereotipos y representaciones negativas.
Revisa y edita con atención.
Una vez finalizado el manuscrito, revísalo minuciosamente para corregir errores y mejorar la coherencia y cohesión del texto.
Considera la posibilidad de trabajar con un editor especializado en LIJ para obtener una perspectiva profesional.
Siguiendo estos consejos, podrás crear historias que no solo entretengan, sino que también enriquezcan y eduquen a las nuevas generaciones de lectores.