Los ácidos grasos Omega-3, especialmente el DHA, son fundamentales para la estructura cerebral.
Ayudan a mejorar la atención, la regulación emocional y la memoria de trabajo.
El magnesio ayuda a la relajación, el sueño reparador y la reducción de la ansiedad.
Niños con TDAH o ansiedad suelen beneficiarse de su suplementación, especialmente si hay signos de irritabilidad o dificultades para dormir.
Este mineral participa en la comunicación entre neuronas y en la plasticidad cerebral.
Además, es importante para el sistema inmunitario.
Bajos niveles de zinc se han relacionado con problemas de atención e hiperactividad.
Las vitaminas B6, B9 y B12 son claves para la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.
También participan en el metabolismo energético del cerebro, lo que afecta directamente a la concentración y al estado de ánimo.
Es un fosfolípido que mejora la comunicación entre neuronas y favorece funciones cognitivas como la atención sostenida, la memoria y la organización mental.