Los niños pequeños expresan su curiosidad natural por el mundo que los rodea a través del tacto, olfato, vista, oído y gusto.
Prestar atención a lo que sus sentidos les transmiten puede iniciar un intercambio y enseñar nuevas palabras.
A menudo, los niños aprenden a conocer el mundo a través del tacto.
Deje que los niños toquen ciertas texturas.
Luego, ayúdelos a identificarlas (“Tu suéter es muy suave” o “La alfombra es blandita”).
Respirar hondo.
Cuando caminen por la calle, comente sobre los olores del mundo que los rodea (“Mmm… en la panadería el pan despide un olor fresco. ¿Lo hueles?”).
Otra oportunidad para conversar es al mirar juntos por la ventana y comentar sobre lo que ven.
Hablen sobre el sabor que sienten en la boca (“¿Es dulce esta jugosa sandía?”).
Esto ayudará a los niños a desarrollar su vocabulario.
Cuando salgan, hablen sobre los sonidos que oyen (“¿Oyes la bocina de los carros?”,“El viento causa el golpeteo de las ramas”).
Ayudar a los niños a notar los sonidos es una gran manera de desarrollar destrezas auditivas.