La órbita de la Tierra alrededor del Sol no es circular, sino elíptica.
El eje de giro de la Tierra no pasa por los polos sino que está inclinado.
Cuando el norte del eje se inclina hacia el Sol, es verano en nuestro hemisferio.
De esta manera, se dan los meses más cálidos del año.
Y es que estamos más expuestos de forma directa a la radiación solar, que llega más perpendicular.
Por el contrario, en los meses de invierno boreal (hemisferio norte), es el sur del eje de giro el que está dirigido hacia el Sol (verano austral).
Las estaciones no se deben a la distancia al Sol sino a la inclinación del eje terrestre respecto a la órbita.
De hecho, el solsticio de verano del hemisferio norte, que se produce a finales del mes de junio, se encuentra cercano al punto de la órbita en el que la Tierra está más alejada del Sol (afelio), que ocurre a principios del mes de julio.
Cuando la Tierra se encuentra en el afelio la velocidad del planeta es la mínima, mientras que en el perihelio (punto más cercano al Sol) la velocidad es máxima.
Por tanto, en el hemisferio sur, el verano coincide con la época más cercana al sol y el invierno con la más alejada de éste.
Es uno de los motivos que favorecen que las estaciones sean más extremas en el otro hemisferio.