La educación inclusiva es un sistema educativo donde todos los niños y jóvenes puedan desarrollarse social y académicamente en un entorno conjunto, más allá de las diferentes condiciones personales, físicas o culturales.
Por ello, especialistas, nos explican las principales características que debe cumplir una auténtica educación inclusiva: Flexibilidad
El propósito en todos los casos es que la metodología pueda adaptarse a las necesidades de los estudiantes y tener en cuenta que lo más importante es su derecho a aprender.
La institución educativa debe reconocer, aceptar, respetar y valorar a cada niño y niña con sus respectivas diferencias y cualidades propias.
Para lograr un ambiente de aprendizaje ideal para todos, se debe poner atención en la diversidad de intereses, capacidades y necesidades de cada alumno en particular.
Una buena forma de incentivar la creatividad, iniciativa y el pensamiento crítico.
Es importante que los alumnos se sientan protagonistas de la clase.
Así, de acuerdo a la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, cada estudiante puede tener una forma distinta de aprender, ya sea a través de medios escritos, visuales o auditivos, por citar algunos ejemplos.
Para que se pueda hablar de una verdadera educación inclusiva, señalan los especialistas, los sistemas deben regirse bajo los principios de libertad, democracia y comunidad, asegurando la igualdad de oportunidades para todos los estudiantes.