La escucha activa consiste en demostrar al hablante que se ha entendido el mensaje.
No es necesario que se compartan las mismas ideas, es decir, no se tiene que estar de acuerdo.
La escucha activa solo consiste en expresar que el mensaje se ha oído y comprendido.
Hay varios elementos que se pueden emplear para cada nivel de escucha.
Parafrasear: repetir, resumir, recordar o subrayar parte de la información que nos llega, para que el hablante redirija su conversación según la información que tenga del receptor.
Reflejar el estado emocional: mostrar cómo se siente.
Validar: mostrar acuerdo en lo que se dice, aunque no se esté de acuerdo.
En el momento oportuno se podrá debatir sobre los argumentos de la conversación.
Siempre hay que tener en cuenta algunos fallos que podemos cometer y que arruinarían la interacción.
No rechazar las emociones que el otro manifiesta.
No juzgar lo que se está oyendo.
No solucionar el problema porque quizás la otra persona solo quiera compartirlo.
No interrumpir.
No contar tu propia historia como solución o como respuesta.
No descalifiques con tu respuesta, ni des consejos que no han sido pedidos.