El objetivo es que el lector pueda hacerse una idea sobre el contenido del texto, el enfoque tomado y sus alcances, antes de comenzar la lectura propiamente dicha.
El contenido de la introducción cambia según el tipo de texto.
Un texto científico, por ejemplo, indica sobre qué trata dicho estudio y qué puede encontrar en él.
En un texto literario, como una novela, se presentan a los personajes y el escenario.
Una introducción suele presentar las siguientes características: Introduce el tema.
El tema del texto debe quedar claro en la introducción.
El lector necesita saber sobre qué va a leer.
Es una de las tres partes del texto.
De hecho, es la primera.
Las otras dos son el nudo y el desenlace o conclusión.
Carácter breve.
Una introducción tiene una extensión breve, aunque depende de la complejidad del texto y de su tipología.
Debe ser atractiva.
La introducción es la primera toma de contacto del lector con el texto.
Debe, por lo tanto, despertar interés para que el lector continúe la lectura y se sienta atraído por el texto.