La danza es mucho más que moverse al ritmo de la música.
Es arte, pasión, expresión y creatividad.
La propia palabra nos evoca la belleza de un cuerpo en libertad.
Pero también significa trabajo, disciplina, voluntad y compromiso, cualidades con las que debe contar el bailarín, tanto durante las clases en la academia, como fuera de ella.
La danza: mucho más que bailar.
Estamos hablando de una disciplina que tiene una larga historia, conceptos teóricos y distintos marcos sociales que han influido en su evolución.
Además de eso, los bailarines deben tener ciertos conocimientos de anatomía, para poder sacarle el máximo partido a su cuerpo, respetándolo y evitando lesiones.
Aprender danza también significa aprender a comunicar.
La búsqueda de la perfección.
La danza, sobre todo la clásica, y el ballet, es una disciplina muy estricta.
La parte puramente física, es como un deporte, y como tal, requiere entrenamiento constante.
Otra de las características más importantes es que se busca la perfección, incluso siendo conscientes de no existe tal cosa.
Todo el trabajo y el desempeño está enfocado a acercarse a ese concepto de perfección que solo unos pocos en el mundo han conseguido.
Todo esto significa que para entrar en el mundo de la danza, es aconsejable contar con una serie aptitudes personales previas.
Las personas muy organizadas y perfeccionistas, sentirán que pueden dar lo mejor de sí en las clases de ballet.
Por otro lado, los perfiles con más tendencia a la improvisación y menos tolerancia a las normas, encajarán mejor con las danzas contemporáneas, africanas o estilos urbanos.
Si tú también quieres vivir la danza con pasión e intensidad, no dudes en apuntarte a clases de baile.
Si no tienes claro cuál es tu nivel o cuál es el estilo que mejor se adapta a ti, contáctanos y te asesoraremos de forma personalizada.