La ciudad de Naha, en Okinawa, se proclamó como el primer lugar en el que se instaló, en 1976, una tapa de alcantarilla que priorizaba la ilustración gráfica, con dibujos de peces “nadando alegremente”, algo acorde con esta ciudad situada junto al mar.
En la década de 1980, la iniciativa se propagó por todo Japón, especialmente entre las administraciones municipales que querían impulsar proyectos de mejora del sistema de alcantarillado para lo que se requería el apoyo de los contribuyentes.
No pasó mucho tiempo antes de que todas las ciudades quisieran tener su propio diseño icónico para expresar su identidad única y, así, formar parte de una saludable competición regional.
Algunos diseños se basan en puntos de referencia locales, como el castillo de Osaka.
Otros diseños se inspiran en la flora y la fauna, como un pargo rojo saltarín en Mihonoseki, al oeste de Japón, o las flores de cerezo que adornan uno de múltiples lugares del centro de Tokio.
Otros diseños exhiben mascotas excéntricas con apariencia de dibujos animados, como Hiyoko-chan, una mascota de ramen de pollo que aparece en las tapas de la ciudad de Ikeda, cerca de Osaka.