Para llevar a cabo este experimento se necesitan un recipiente rectangular lleno de agua, tapones de botellas e imanes.
El primer paso es pegar los imanes dentro de los tapones, de tal manera que el polo norte magnético quede boca arriba.
Después, se van introduciendo uno a uno en el recipiente con agua y, así, se irán distribuyendo de forma ordenada por las esquinas.
Para empezar, es necesario pegar ocho pequeños imanes con el polo negativo hacia arriba dentro de ocho tapones de botella;
luego, hay que añadir otros dos a la punta de dos lápices, uno por el polo negativo y otro por el positivo;
para a continuación colocar los tapones en un recipiente de agua de modo que se crea una fuerza de repulsión entre ellos que da lugar a imágenes geométricas.
Así, según la manera en la que se acerque el lápiz del mismo polo, los imanes se moverán de distintas formas.
Con el lápiz contrario, los pequeños pueden jugar a mover los tapones o a ‘pescarlos’.
Para hacerlo, es necesario tener a mano algunas de 5 céntimos y un imán de neodimio pegado al extremo de un lápiz.
Cada vez que se acerca el lápiz a una de las monedas, se comprueba cómo ésta se une al extremo imantado pero, además, si la primera moneda se pone en contacto con la segunda, adquirirá las propiedades magnéticas de la primera.
Si el pequeño sopla la segunda moneda, verá cómo da vueltas y gira como una bailarina que nunca se cae gracias a la fuerza del imán.