Comienza enseñando los colores.
Para comenzar, lo mejor que puedes hacer es enseñar a los niños cuales son los colores primarios y la importancia de estos.
Para ello, puedes ayudarte de las mismas pinturas, y además, puedes guiarte con objetos que se encuentren dentro de tu misma casa.
Una actividad interesante, es buscar por todo el lugar objetos de aquellos colores.
De esta forma, el niño aprenderá a reconocerlos por su propia cuenta.
Introduce la mezcla de colores.
Una vez que se hayan aprendido los colores primarios, llega la parte más interesante, crear las infinitas combinaciones gracias a la mezcla de los colores.
Aquí es donde puedes comenzar a utilizar la pintura si lo deseas.
Para empezar, puedes mostrarles las combinaciones básicas como azul y amarillo que tienen como resultado un verde vivo, el rojo y azul que dan un prefecto morado y el amarillo con rojo que combinados crean el color naranja.
Una vez que el niño haya comprendido como funciona la mezcla de colores y cómo se puede dar origen a nuevas tonalidades, se puede comenzar a mezclar los colores secundarios entre sí, es decir, aquellos que han dado como resultado de la combinación de los tonos primarios.